No se trata de una novela "histórica", de un audaz esfuerzo por proyectar en el lejano pasado las inquietudes del presente (que por lo general suele generar una sensación de impostura e inverosimilitud). Ese no es el objetivo literario de Alejandro Bovino que sabe perfectamente los peligros que encierra ir hacia otro tiempo histórico tratando de no proyectar sobre él nuestras desmesuras y nuestros prejuicios. Y su estrategia, exquisitamente lograda, hace centro en el lenguaje, en su peesquisa que no deja de romper la tela de la artificialidad introduciendo una vitalidad y una cercanía sorprendentes. 
(Del prefacio de Ricardo Forster)
 
Mariano Moreno, el fuego del mar es novela de los últimos días escrita con una prodigiosa riqueza de la lengua castellana, y donde en cada tramo, revela un profundo conocimiento de la lengua. Al operante memorar del protagonista, se instala un mundo espacial, que se sabe cambiante y aun efimero porque trata de una agonía.
Sin embargo, la narración no se extingue. Antes bien, ofrece una ilusión de eternidad. Su fuerza permanece idéntica a sí misma hasta el fatífico giro de su página final. La ficción pertenece al impulso narrativo, no al tiempo ni a la historia.
 
(Del estudio preliminar de Susana Santos, Letras de la UBA)
 
Anular el pasado social de un pueblo tiene los mismos resultados que renegar del pasado personal: una condena a vivir un presente sin reliees, abandonado a la deriva, y por un porvenir sin metas, anestesiado por las trivialidades y la inercia. La Revolución de Mayo ha sido el episodio histórico más importante de la Argentina. Mariano Moreno ha sido su protagonista y creo, humildemente, que no lo conocemos.
 
(El autor)